Las aguas subterráneas provocan trastornos del sueño, insomnio y cansancio. Se pueden detectar y evitar
Las ondas electromagnéticas afectan a los sistemas nervioso, hormonal e inmunológico. Se pueden medir y corregir.
Los tóxicos se acumulan en el aire y el polvo de los espacios interiores. Provocan alergias y enfermedades crónicas. Conviene evitarlos.