Rambla Salvador Samà, 47
Vilanova i la Geltrú – Barcelona
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Geobiólogo – Consultor en Biohabitabilidad
Estudios de geobiología y feng shui
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El agua es esencial para la gran mayoría de las formas de vida conocidas. Se encuentra principalmente en los océanos y en menor medida en glaciares, casquetes polares, acuíferos, lagos, ríos y también en seres vivos.
Está en constante cambio: se evapora del mar, precipita en forma de lluvia o nieve, a través de la infiltración penetra en el suelo, etc. Una vez infiltrada, una parte es aprovechada por la naturaleza y los seres vivos, mientras que la otra parte fluye bajo tierra.
El líquido infiltrado puede estar estanco o en movimiento. Rellena cavidades y ocupa los poros y grietas del suelo. Las corrientes de agua son producidas por su movimiento, ya sea a través de las fisuras de los suelos cársticos o fluyendo a través de materiales permeables como arena y grava.
El movimiento profundo del fluido aumenta la conductividad eléctrica del terreno. A su vez, la fricción con su entorno puede generar un campo electromagnético.
La mayor conductividad del líquido también puede atraer la radioactividad terrestre natural, como los rayos gamma, y alterar el potencial eléctrico. Otra característica de la presencia de corrientes de agua subterránea es la ionización positiva de la polaridad del aire.
Todas estas consecuencias pueden medirse en la vertical del lugar por donde fluye mediante dispositivos técnicos objetivos.
La sensibilidad de cada persona es muy diferente. Los trastornos más comunes en las personas que pasan largos periodos de tiempo sobre agua en el subsuelo son el insomnio, el cansacio, el dolor de cabeza o el nerviosismo. En general el cuerpo se debilita y el proceso de recuperación de enfermedades también se resiente.
El mayor investigador de los efectos de la ionización positiva del aire, como la producida por el movimiento subterráneo del fluido, es el profesor emérito Dr. Albert Paul Krueger de la Universidad de California. El profesor indicaba que la ionización positiva del aire aumenta la producción de serotonina, alterándose el estado de ánimo, la ansiedad, el agotamiento y la felicidad. A largo plazo se pueden inducir insomnio, depresión, agotamiento psicofísico y dolencias respiratorias.
En general, la recuperación suele comenzar al poco tiempo de abandonar los espacios ubicados encima de la vertical de venas de agua subterránea. Otras veces, se inicia al cabo de algunas semanas o meses.
Actualmente se utiliza para su detección desde la más moderna tecnología de exploración utilizada por los ingenieros, hasta instrumentos de radiestesia más antiguos como la horquilla en «Y» o las varillas en «L», utilizadas por los zahoríes y los geobiólogos. Las interferencias que provocan los campos magnéticos y electromagnéticos artificiales aconsejan que sea una tarea realizada por profesionales.
Los aparatos físicos de exploración más comunes miden las desviaciones de la radioactividad terrestre natural y las desviaciones del campo magnético terrestre para localizar la presencia del líquido en el subsuelo. Otras mediciones son también posibles, pero más complejas de interpretar, como la alteración de la ionización del aire o el aumento de la tensión eléctrica del aire.
Los métodos de exploración de radiestesia, como la horquilla en «Y», deben confirmar la presencia de agua subterránea en el terreno. La geobiología consigue crear viviendas más saludables evitando las aguas subterráneas.
Rambla Salvador Samà, 47
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